El sabado KAMELEBA dio clase de como se hace buen reggae en XLR San Miguel.
Haciendo una analogía con el fútbol, la banda puntana Kameleba pasó en sólo dos años de jugar en el Torneo Argentino B a codearse con los grandes en la Primera División del reggae argentino.
Desde la salida de Sueño que va (2007), su segundo disco, la formación de Villa Mercedes comenzó un ascenso vertiginoso hasta la actualidad, que los encuentra tocando en los reductos más emblemáticos de Buenos Aires, participando de los festivales con más renombre y hasta saliendo a probar suerte por el continente.
Ahora bien, ¿cómo llegó Kameleba a jugar en las grandes ligas del reggae?
Lo explica Darío Alturria, su cantante: "Fue un largo camino que nos llevó casi toda la década y creo que reaccionamos en el momento justo. Cuando vimos el hueco, aprovechamos el envión y armamos dos bases, en San Luis y ahora en Tigre (zona norte del conurbano bonaerense) y de ahí nos movemos para todo el país.
Además, nosotros vivimos como un proceso medio milagroso, tal vez está escrito", confiesa con cierto misticismo. "Está bien eso de que es más jodido por ser ‘del interior del interior’, pero el imaginario pedorro de que todo pasa en Buenos Aires se está cayendo un poco, la prensa y los productores te piden que les recomiendes bandas y algunas saltan directo al exterior y recién después aparecen acá, antes te ninguneaban", aclara Alturria.
Luego detalla: "Tiene que ver también el crecimiento del reggae como movimiento, ya son más de 20 años del género en castellano: ya es parte del rock nacional". Dos cosas llaman la atención al escuchar las canciones de Kameleba: su sonido, más osado con respecto al promedio del reggae argentino (incluso en ocasiones los acompaña un dee jay en vivo); y sus letras, combativas, sí, pero también con una frescura propia.
¿Qué tiene para decir Darío al respecto?
"En un primer momento, entramos porque estábamos cargados de contenido, escupimos lo que teníamos adentro, después empezás a descubrir cómo funciona esta red global sanguinaria que regula todo y la ves tan gigante que te sentís trivial y decís: ¿cómo voy a estar diciendo esto? Por eso hay que buscar las mejores maneras de expresarlo para no caer en lo mismo de siempre. Esa búsqueda la seguimos transitando, habernos criado en una ciudad - pueblo con otro ritmo de vida ayuda bastante, nos da una transferencia energética distinta con el público".
¿Cómo llegó un chico de esa Villa Mercedes al mundo reggae?
"Por Bob Marley", aclara de entrada el cantante. "Lo primero que escuché fue Legend a mediados de la década de 1980, aunque me costó entenderlo me pareció muy misterioso como sonaba". "Después descubrí la etapa anterior al éxito global, la de las cintas que le robó Lee Perry, el famoso ‘culeadero’ de gatos. Eso era más parecido a la realidad argentina y de mi barrio, y no a Oasis.
Fue entonces que me enamore del reggae", cierra.
Fuente: La Voz.com.ar
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