En el marco de su visita a la región, dialogamos con el vocalista y líder, Guillermo Bonetto, sobre este último trabajo y los proyectos de la banda. En una faceta más personal habló también sobre su familia y su crecimiento como artista.
El último trabajo de covers ¿surgió como idea de la banda o de Mario Pergolini?
La idea fue nuestra y se la transmitimos a él. El ante año pasado nos habían invitado, que ya era un lujo y bastante positivo. Nos invitó a participar con la premisa de hacer algo diferente, algo interesante y la verdad que no se nos había ocurrido mucho. Después el año pasado se retomó la idea. Llamamos a la compañía y dijimos: ‘che, ¿te acordás que estaba lo de Mario?, ¿Por qué no lo hacemos con covers de rock?’. La idea era hacer eso sólo, y después pensamos: ‘¿por qué hacer covers de rock?, hagamos otra cosa. Y bueno, hicimos una lista y metimos los discos en una bolsa y todo lo que se nos ocurrió que podía hacer.
¿Cuáles fueron los temas que más les costaron?
Y, el de Spinetta, el de Michael Jackson y el de Queen. La verdad que nos costaron bastante, pero también eso nos dio la pauta de que podés hacer otras cosas. Está bueno porque te da mucho para meter en el reggae. Te da una cosa de no sentirnos cerrados.

¿Les gusta tocar covers en vivo?
Un poco, no demasiado porque si no sería como exagerado. Porque ese disco es especial, no es parte del show de Los Cafres. Igual como nos gusta metemos un par de temitas pero vamos rotándolos, si no se hace muy cuesta arriba en el show, como que la gente se queda mirando.
Entonces, ¿fue una especie de licencia que se quisieron dar?
Lo que uno hace es una parte de lo que uno elige. El juego, la diversión, lo que a uno le llena. O sea que cualquier licencia que uno se pueda tomar es bienvenida.
Y con lo que quedó afuera…
Quedó un montón de cosas, porque te acordás que era una votación de 20 temas y quedaron solamente 10.
Bueno, pueden hacer otro disco...
Sí, ojalá. Pero la próxima sin votación para poder hacer lo que tengamos ganas -se ríe-.
¿Qué proyectos tienen ahora?
Probablemente encaremos un disco este año, porque el disco de covers estuvo muy lindo pero fue eso, y no nos sacamos todas las ganas de otras cosas que queremos hacer. Estamos medio light, no tenemos fecha.
En ese sentido ¿qué cosas les quedan por hacer?
Seguramente faltan un montón de cosas. Ese punto como que se va corriendo. Siempre hay nuevas metas, nuevas inquietudes, siempre hay algo más. Lo bueno es que tenemos un nombre y eso siempre crece en responsabilidad y en libertades, también.
¿Cómo lo manejan?
El tema es que uno siga disfrutando o aproveche las oportunidades. Afortunadamente desde 2004 hicimos un salto. Estamos con una soltura, como tomándonos las cosas con responsabilidad, pero también con alegría y con ganas de tomar riesgos. De mostrar un poquito de qué estamos hechos. Sin soberbia, porque todos tenemos limitaciones, somos humanos. Pero bueno somos gente con cojones -se ríe y aclara- y educados. Nos gusta tomar riesgos. Eso es un poco de lo que estamos hechos Los Cafres. Somos chicos rebeldes todavía. Lo de chicos entre comillas -bromeó-.
Debido a su gran popularidad ¿es posible tener contacto con la gente?
En la medida que puedo sí. Hay un momento en el que tengo que huir. Por una cuestión de que el grupo está medio en boga y se pone medio heavy, ¿no?. Pero cuando puedo sí, a mí me encanta.
O sea que a veces te molesta...
Lo que me molesta un poco es el que te quiere conocer porque te vio en la tele. Que entiendo, porque es una cuestión lógica que a mí me pasa también. Todos somos cholulos de lo que conocemos o lo que consumimos, incluso la música. Vos tenés un artista en tu casa y como que crees que te pertenece. Y eso la gente lo confunde un poco. No es algo muy fácil, porque a veces es un poco invasivo. Pero a mi el contacto con la gente, el uno a uno, me encanta. Ahora, si vienen 20 a romperme las pelotas soy el más asqueroso.
Manifestaste que antes no te valorabas...
Hacía referencia a la autoexigencia. Como cantante las veces que me escuchaba decía uh!, que feo, no sabía que cantaba así. Con el tiempo te vas dando cuenta que lográs cosas. Inclusive uno por ahí quiere hacer algo que no le sale y de repente te sale lo tuyo, algo que vos no sospechabas, que ni buscabas. Te sale algo nuevo. Es como una canción o como un hijo que vos no lo manejás. Un nuevo producto.
Cuando te diste cuenta de eso te empezaste a respetar…
Y con el tiempo descubrís que esas cosas están buenas, las valorás y las disfrutás. Es un como un producto que escapa un poco de las manos y del control de uno, que roza con la mística y con lo sagrado, que es todo lo que hace que nosotros pertenezcamos a este universo. Somos un granito en toda esta maquinaria, en todo este flash que es vivir. Algo que realmente te ubica en la humildad de las cosas. En participar de algo de lo que no siempre sos dueño y sos conductor. Sos solamente un reflector de cosas que te gustan, el resto es magia.
Descubriste lo tuyo. Ahora, ¿te gustaría probar otro estilo?
Sí, me encantan un montón de cosas. Con Los Cafres no. Capaz que haría otra cosa con otra banda, porque no me parece bien hacerlo con Los Cafres, que ya tiene su identidad. Podemos tener 200 otras bandas de otros estilos. Pero igual ahora no nos hace falta porque dentro del reggae hacemos cosas muy variadas, así que estamos bien. Pero sí me gustaría hacer otras cosas.
Aparte de la música, ¿qué otras cosas disfrutás?
En lo personal, de estar en mi casa. Tengo una faceta plástica muy importante, además. El dibujo y la pintura son el primer contacto que tuve con el arte. Después de grande me dedique a la música sin saber que era músico. Siempre canté desde chico, pero no sabía que iba a ser músico hasta los 18 años que empecé con la música y que me interesó realmente.
¿Seguís con esa faceta?
Sí, constantemente, es parte muy fuerte de mi vida. Por ejemplo siempre llevo cámara de fotos. Por ejemplo ahora estamos paseando por Neuquén y no tengo cámara, y me quiero matar. Los paisajes para mí son importantísimos. Es el lado B de Guille o el otro lado A, no sé si es lado B
La idea fue nuestra y se la transmitimos a él. El ante año pasado nos habían invitado, que ya era un lujo y bastante positivo. Nos invitó a participar con la premisa de hacer algo diferente, algo interesante y la verdad que no se nos había ocurrido mucho. Después el año pasado se retomó la idea. Llamamos a la compañía y dijimos: ‘che, ¿te acordás que estaba lo de Mario?, ¿Por qué no lo hacemos con covers de rock?’. La idea era hacer eso sólo, y después pensamos: ‘¿por qué hacer covers de rock?, hagamos otra cosa. Y bueno, hicimos una lista y metimos los discos en una bolsa y todo lo que se nos ocurrió que podía hacer.
¿Cuáles fueron los temas que más les costaron?
Y, el de Spinetta, el de Michael Jackson y el de Queen. La verdad que nos costaron bastante, pero también eso nos dio la pauta de que podés hacer otras cosas. Está bueno porque te da mucho para meter en el reggae. Te da una cosa de no sentirnos cerrados.
¿Les gusta tocar covers en vivo?
Un poco, no demasiado porque si no sería como exagerado. Porque ese disco es especial, no es parte del show de Los Cafres. Igual como nos gusta metemos un par de temitas pero vamos rotándolos, si no se hace muy cuesta arriba en el show, como que la gente se queda mirando.
Entonces, ¿fue una especie de licencia que se quisieron dar?
Lo que uno hace es una parte de lo que uno elige. El juego, la diversión, lo que a uno le llena. O sea que cualquier licencia que uno se pueda tomar es bienvenida.
Y con lo que quedó afuera…
Quedó un montón de cosas, porque te acordás que era una votación de 20 temas y quedaron solamente 10.
Bueno, pueden hacer otro disco...
Sí, ojalá. Pero la próxima sin votación para poder hacer lo que tengamos ganas -se ríe-.
¿Qué proyectos tienen ahora?
Probablemente encaremos un disco este año, porque el disco de covers estuvo muy lindo pero fue eso, y no nos sacamos todas las ganas de otras cosas que queremos hacer. Estamos medio light, no tenemos fecha.
En ese sentido ¿qué cosas les quedan por hacer?
Seguramente faltan un montón de cosas. Ese punto como que se va corriendo. Siempre hay nuevas metas, nuevas inquietudes, siempre hay algo más. Lo bueno es que tenemos un nombre y eso siempre crece en responsabilidad y en libertades, también.
¿Cómo lo manejan?
El tema es que uno siga disfrutando o aproveche las oportunidades. Afortunadamente desde 2004 hicimos un salto. Estamos con una soltura, como tomándonos las cosas con responsabilidad, pero también con alegría y con ganas de tomar riesgos. De mostrar un poquito de qué estamos hechos. Sin soberbia, porque todos tenemos limitaciones, somos humanos. Pero bueno somos gente con cojones -se ríe y aclara- y educados. Nos gusta tomar riesgos. Eso es un poco de lo que estamos hechos Los Cafres. Somos chicos rebeldes todavía. Lo de chicos entre comillas -bromeó-.
Debido a su gran popularidad ¿es posible tener contacto con la gente?
En la medida que puedo sí. Hay un momento en el que tengo que huir. Por una cuestión de que el grupo está medio en boga y se pone medio heavy, ¿no?. Pero cuando puedo sí, a mí me encanta.
O sea que a veces te molesta...
Lo que me molesta un poco es el que te quiere conocer porque te vio en la tele. Que entiendo, porque es una cuestión lógica que a mí me pasa también. Todos somos cholulos de lo que conocemos o lo que consumimos, incluso la música. Vos tenés un artista en tu casa y como que crees que te pertenece. Y eso la gente lo confunde un poco. No es algo muy fácil, porque a veces es un poco invasivo. Pero a mi el contacto con la gente, el uno a uno, me encanta. Ahora, si vienen 20 a romperme las pelotas soy el más asqueroso.
Manifestaste que antes no te valorabas...
Hacía referencia a la autoexigencia. Como cantante las veces que me escuchaba decía uh!, que feo, no sabía que cantaba así. Con el tiempo te vas dando cuenta que lográs cosas. Inclusive uno por ahí quiere hacer algo que no le sale y de repente te sale lo tuyo, algo que vos no sospechabas, que ni buscabas. Te sale algo nuevo. Es como una canción o como un hijo que vos no lo manejás. Un nuevo producto.
Cuando te diste cuenta de eso te empezaste a respetar…
Y con el tiempo descubrís que esas cosas están buenas, las valorás y las disfrutás. Es un como un producto que escapa un poco de las manos y del control de uno, que roza con la mística y con lo sagrado, que es todo lo que hace que nosotros pertenezcamos a este universo. Somos un granito en toda esta maquinaria, en todo este flash que es vivir. Algo que realmente te ubica en la humildad de las cosas. En participar de algo de lo que no siempre sos dueño y sos conductor. Sos solamente un reflector de cosas que te gustan, el resto es magia.
Descubriste lo tuyo. Ahora, ¿te gustaría probar otro estilo?
Sí, me encantan un montón de cosas. Con Los Cafres no. Capaz que haría otra cosa con otra banda, porque no me parece bien hacerlo con Los Cafres, que ya tiene su identidad. Podemos tener 200 otras bandas de otros estilos. Pero igual ahora no nos hace falta porque dentro del reggae hacemos cosas muy variadas, así que estamos bien. Pero sí me gustaría hacer otras cosas.
Aparte de la música, ¿qué otras cosas disfrutás?
En lo personal, de estar en mi casa. Tengo una faceta plástica muy importante, además. El dibujo y la pintura son el primer contacto que tuve con el arte. Después de grande me dedique a la música sin saber que era músico. Siempre canté desde chico, pero no sabía que iba a ser músico hasta los 18 años que empecé con la música y que me interesó realmente.
¿Seguís con esa faceta?
Sí, constantemente, es parte muy fuerte de mi vida. Por ejemplo siempre llevo cámara de fotos. Por ejemplo ahora estamos paseando por Neuquén y no tengo cámara, y me quiero matar. Los paisajes para mí son importantísimos. Es el lado B de Guille o el otro lado A, no sé si es lado B
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