El regreso de Los Rude Boy´s

En el último show de los Cadillacs en River, con el bajo, Sr. Flavio y su estética rude boy.
A la derecha, público de Sombrero club



Se unen varios hechos y, de repente, se escucha hablar nuevamente de los rude boys . Porque se vuelve a escuchar su música: desde Gran Bretaña y Estados Unidos llegan, y seguirán llegando, discos de ska que no paran de sonar por la radio. En la Argentina, mientras tanto, se reunieron Los Fabulosos Cadillacs haciendo hincapié en sus orígenes ska, se editaron libros... así es que, tal vez, empiecen a asomar más seguido esos muchachos con trajes de pantalones angostos, tiradores, sombrero o gorra, corbata angosta, anteojos oscuros, zapatos blancos y negros, o si no zapatillas. A veces, en composé con chicas de pelo corto y, también, pantalones angostos. Gente sobria que baila al ritmo de una música sincopada, ésos son los rude boys , o los rudies .
Mientras en la radio suena Monkey Man , el clásico del ska en versión de la británica Amy Winehouse, la banda de Gwen Stefani, No Doubt, originalmente cultora de ese ritmo, anuncia su regreso.
Más acá, la reciente reunión en River de Los Fabulosos Cadillacs, primeros embajadores del movimiento en el país, refresca la memoria del género jamaiquino antecesor del reggae. Sobre todo si se escuchan temas como Mi novia se cayó en un pozo ciego o Estoy harto de verte con otros, y si se mira atentamente al bajista, Sr. Flavio, con su estilo ciento por ciento rude boy . Así, es un buen momento para editar El león , la biografía autorizada de LFC escrita por Esteban Cavanna, que coincide en las librerías con el primer libro sobre rude boys y ska en la Argentina, La manera correcta de gritar , de Daniel Flores.
Lo que hay que entender "En nuestro país hay un revival porque surgieron un montón de bandas y el género se diversificó", explica Cari Alberto, rude boy cantante de Espías secretos, una de las bandas con mayor trayectoria. "Ahora quizás hay muchos lookeados, pero no todos son rude boys auténticos. Rude boy es una subcultura con una ideología: la oposición al fascismo."
Será porque hace las veces de bandera, junto el damero blanco y negro con el que se tiñe todo, muchos rude boys no archivan su traje ni en verano, mientras que, sí, cuando llega el calor otros cambian la corbata por remeras con cuello polo, pero sí o sí de marca Fred Perry. Por estar bien vestidos, la mayoría no tiene problemas en su trabajo.
En otras partes, sí: Cari recuerda que "en los años 90 parábamos en la disco City Hall. Los punks nos pegaban porque pensaban que éramos oficinistas. La pasábamos mal".
"Siempre hubo que luchar contra los prejuicios", se resigna Mariano Goldenstein, bajista de Sombrero club. "Una vez estaba en una parada de colectivo y se acercaron en un auto para sobrarme, pero yo me enorgullecí más. Y les grité: ¡Soy rude boy ! ¡Vos no entendés nada!"
Lo que hay que entender sería que el rude boy surgió en los guetos de Kingston, Jamaica, en los años 50. Eran desclasados que bailaban la música popular de entonces, el ska, y se bautizaron a sí mismos chicos rudos, o groseros, para identificarse y fortalecer su autoestima. Como eran marginales, adoptaron la indumentaria de traje y sombrero inspirados en los gángsters de Hollywood.
El movimiento creció cuando muchos jamaiquinos emigraron a Inglaterra, y su música e ideología ganaron la simpatía de jóvenes británicos. Así nació el ska de bandas como Madness y The Specials, influido por el punk y disparador del ska argentino de los Cadillacs y Los Intocables, ya en los años 80.

Si bien en la Argentina los cultores del ska no cuentan con un movimiento tan numeroso como el de sus primos del reggae, existe un circuito de fiestas esporádicas. Como las de Unión, Respeto y Ska, que se realizan en Parque Centenario, o las propias fiestas reggae de Dynamic, en la disco Niceto, donde también suena ska británico y jamaiquino. El círculo íntimo se reúne cada quince días en el bar La Bartola, en Aguirre 489, donde los mismos rude boys se transforman en DJ, y siguen la movida paso a paso en www.thisisska.com.ar .
De todo esto surge que la fraternidad es lo que mejor define a un rude boy . Goldenstein recuerda que en los viejos tiempos "si uno veía a alguien con una remera de ska, lo abrazaba y lo invitabas a tomar una cerveza. Era un hermano". Y así sigue siendo; es una relación profunda, emotiva.
"No se puede ser rude boy sin ser nostálgico", sigue el bajista. "Uno vive recordando el primer disco de ska que escuchó, incluso las cargadas por la vestimenta. Yo amo lo que hago y es un amor incondicional."
Nada rudo.



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