El ritmo mundial de los Cadillacs - El grupo tocó ante 66.000 personas convirtió a River en una fiesta con hits de todas sus épocas

El show comenzó con "Manuel Santillán, el León", y terminó casi dos horas y media después con "Yo no me sentaría a tu mesa". En ese período, los Cadillacs recorrieron su historial discográfico embanderados en ese festivo ritmo mundial, en el que pueden confluir la cumbia, el ska, el reggae, la salsa, el candombe, el hardcore, el dub y el rocksteady, en una convivencia feliz, pacífica y celebratoria.

Esa capacidad para divertirse y experimentar ?

poder saltar sin límites de un clásico como "Mi novia se cayó en un pozo ciego" a un cover de culto de los Dead Kennedys? es lo que genera esa comunión especial con el público, que en estos años se multiplicó como la soja y terminó generando una convocatoria impensada para la banda seis años atrás, cuando decidieron separarse. Las 66.000 almas que llenaron River se estremecieron cuando las luces se apagaron y los reflejos azules de los celulares centelleaban por miles en todo el estadio de River. Primero la música de James Bond (una estética que los acompañaría a lo largo del show en las imágenes en blanco y negro de las pantallas) y después el ataque de los metales dispararon el inicio de la fiesta del reencuentro.
El grupo eligió un repertorio sanguíneo y "estribillero", que mantuvo la atención y el calor del público a punto caramelo toda la noche. Mucha intensidad sonora en el arranque con "Manuel Santillán, el León", "Carmela" rumbeada a lo Clash; "Estoy harto de verte con otros", ska ciento por ciento, y la canción himno "Genio del dub", que resiste el paso del tiempo. Vicentico capitaneó la nave con madurez de crooner y adolescencia punkie. Se burló de Madonna en el cover "Wake Up and Make Love With Me", de Ian Dury, cuando intentó saltar una soga como la diva pop y saludó al público con un "¡Hola Aryentina!" afectado, como si fuera un extranjero. Bajaron el ritmo con el reggae "Muy, muy temprano", pasearon leves por el rock steady "El aguijón" y sonaron furiosos en el hardcore "Paquito".
En vivo, la banda muestra esa misma versatilidad alterlatina de sus temas. Pueden jugar con la desprolijidad rocker, con Flavio, en el bajo, y Rotman, en arenga y saxo; pasar a la precisión de una big band de raíz reggae o caribeña, cuando intervienen en los vientos Hugo Lobo (Dancing Mood) y Daniel Lozano; recurrir a la sonoridad funkie de los setenta en las teclas de Mario Siperman, o saltar al afiebrado pulso bailable de la percusión, con Ricciardi en batería como combustible necesario del grupo.
La química del crossover del LFC alcanza el punto justo cuando Vicentico invita a subir a escena al "príncipe de la cumbia", Pablo Lescano. El sonido psicodélico y lisérgico de su teclado aportan el groove villero a la versión cumbiera de "Padre nuestro", uno de los puntos festivos más altos de la noche. Arriba los músicos saltando y rebotando sobre el escenario. Abajo se mezclaba el pogo, "las palmas arribas" y hasta algún trencito.
Con la trilogía para fans de "Saco azul" (de aire british), "Siguiendo la luna" (el más coreado de la noche) y "Los condenaditos" (murga ralentada y oscura) se internaron en el homenaje a Toto Roblat. Fue el comienzo del fin con un rosario de hits: "Demasiada presión", "V Centenario", "Calaveras y diablitos", "Gallo rojo" y el set bailable de "Gitana", "Carnaval toda la vida", "Mal bicho" (en el que Vicentico intenta hacer callar a la multitud e invita a orar antes de lanzar: "A la guerra, a la injusticia y a tu codicia, ¡digo no, digo no, digo no, digo no, digo no!") y el "Satánico Dr. Cadillac", que encendió el éxtasis en todo el estadio.

El grupo regaló siete bises ?

Mimí Maura brillo como invitada en "Vasos vacíos", y no se querían ir. Hasta Astor y Florián, hijos de Flavio y Vicentico, respectivamente, subieron a "tocar" en el final con el cover "Guns of Brixton", de los Clash, y "Yo no me sentaría a tu mesa". Todos bailaban. Los seguidores de los ochenta desde Bares y fondas; los que descubrieron que una banda de rock podía cruzar otros géneros y los que transformaron sus canciones radiales en hits generacionales. Todos celebrando el reencuentro con su propia historia.

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