Quique Neira: Hay que hacer una guerra contra la hipocresía

Opina que los prejuicios siempre han perseguido a la humanidad, así fue con los judíos y con los comunistas; la gente anda con el chip que dice marihuaneros de mierda, sin embargo pocos saben qué tipo de persona se guarda bajo el viaje de una sustancia que abre percepciones que grupos como los ras tafari consideran sacras.Neira no pasa todo el día volando, pero fuma desde cabro “siempre lo digo pero nadie lo destaca, yo soy más pro cannábico que consumidor empedernido de hierba, ya tengo 36 años y sólo fumo para prender ideas, pero si tengo otra cosa que hacer no fumo”.Prueba de ello es que con su último disco “Jah Rock”, ha hecho cerca de 80 conciertos en lo que va corrido del año. Fue a tocar en Puerto Rico ante 7 mil personas, a México para 5 mil, al festival Montreux, en Suiza y tocó en el Euro Rocking frente a 30 mil. “Quizá este trabajo no ha tenido el impacto mediático que tuvieron mis anteriores discos como solista, pero sí una gran acogida en los amantes del reggae por ser un disco de roots”, nos dice en la tranquilidad de su hogar. “El punto es que mucha gente fuma y mi problema es que en un momento de mi vida se me ocurrió decir sí, fumo marihuana y ojalá que fuera legal, en un país que no está acostumbrado a decir las cosas de manera abierta, sino que actúa en penumbras, mostrándose de una forma aquí, pero que a la hora de los quiubos resulta ser de otra manera.-Marihuana y adicción ¿cómo andan entre sí?-Si te gustó el efecto y te hace sentir bien, ya te empieza a producir adicción. Adicción a la sensación placentera, aunque su nivel es menor que otras sustancias, como el tabaco o la televisión. Somos 16 millones de chilenos, 6 millones en Santiago, de los cuales 5 millones y medio se quedan dormidos con la tele prendida.No sé por qué, responde a un fenómeno psicológico o a una simple adicción por tener la tele prendida trasmitiéndote ideas que tú no tienes en la cabeza.Un pito rara vez te lo fumas solo, cuando tienes uno es porque quieres compartirlo con alguien. Creo que sí la hierba es adictiva, sería cínico no reconocerlo, pero también es más inofensiva que un montón de otras cosas que no son perseguidas por la sociedad y que están a la disposición de cualquier persona, incluso de los niños y que son permitidas por las instituciones que ven las directrices de esta sociedad, como son la Iglesia católica y los partidos.

-¿Qué opinas de la comercialización de la marihuana?

La hierba debería ser como todo, que pague impuestos, si se produce a niveles industriales que se haga de buena calidad, así como hay cervezas mejores que otras. Hay un error de enfoque, en lo que es libre y no.

-¿Cómo así?

-Por ejemplo una persona por consumir hierba se va detenida en las mismas condiciones que un cabro que le acaba de robar la cartera a una anciana. Desde el punto de vista legal no puede ser que una persona que anda con un pito o tiene una mata en su casa tenga que ser tratado igual que un cogotero.

-¿Qué te parece la resolución de que ahora la marihuana sea considerada droga dura, al mismo nivel que la cocaína?

-No soluciona nada, hace más popular a la hierba. Mientras más la atacan los que compartimos ideas más vamos a salir a defenderla.Definitivamente no podemos compararla con algo que tiene un proceso químico, que viene de la hoja de coca, pero pasa por laboratorios. En el caso de la marihuana vemos una semilla en la tierra donde el sol produce en la planta su talento particular sin la intervención del hombre.

-¿Cómo fue tu primer contacto con la hierba?

Hay mucha gente que sin haber tenido la experiencia la condena sin razón de causa -Hay mucha gente que dice yo fumé pito una vez y me fui para dentro y me atrapé y cagué. Lo que pasa es que la marihuana produce introspección. Entonces, cuando hay alguien que tiene malas experiencias, eso se debe a que la persona no está bien consigo misma, tiene problemas no solucionados, la mesa media coja.La gañja induce a la meditación y el problema es que el sistema de vida moderno teme la introspección de las personas. Al sistema le conviene que la gente sean meros números, no piense mucho, que sea parte de la cadena de un eslabón casi interminable del sistema de vida occidental: usted, nazca, consuma, compre, gaste, muera, pero no piense, no nos conviene.

-¿Y por qué aguantamos todo eso? ¿Estamos ciegos?

-Revisemos la película Matrix, porque el arte se las ha arreglado para mostrar abiertamente situaciones reales de forma entretenida. En la película, Morfeo le preguntaba a Neo con una pastilla si quería seguir revelándose cosas a sí mismo y con la otra volvía a punto cero. Neo de un día para otro dice que quiere averiguar más y termina dándose cuenta de que es un mero número de la sociedad que producía energía para que todo funcionara. Estamos en eso, aguardando el despertar y tomando conciencia que somos todos meros eslabones, la hierba ayuda a que la gente piense sobre estas cosas.

-¿Qué hay de tu experiencia con otras plantas expansoras de los estados de conciencia?

-He tenido experiencias pequeñas. Así como hay gente que busca tomarse un vino para distenderse y relajarse, hay otras realidades. Los estímulos están en la naturaleza y recogiéndolos uno puede lograr esos pequeños lapsus de apertura de conciencia. Cuando probé San Pedro la primera vez, lo hice en el lugar idóneo con las personas indicadas, donde todos nos queríamos cuidar, nadie quería hacerse daño; fue un momento lindo.Hay gente que te dice que si consumes marihuana es puerta de entrada para las drogas duras. Hay un tema de equilibrios personales y es donde se subestima al ser humano, pues si no se da confianza al humano para que logre equilibrio personal, nunca lo va a tener. Cómo la sociedad quiere dar el siguiente paso en la evolución de la humanidad, si ni siquiera es capaz de otorgarse a plenitud la posibilidad de que cada ser humano sea libre y que actúe en conciencia y en responsabilidad con su libertad.-Un escucha tuyo dice que hay un sabor a ayahuasca en tus cancionesSinceramente respeto todo eso, aunque yo no he probado. Recuerdo sí que de las pocas cosas buenas que dan en la tele, hay un programa de la ruta no sé cuanto donde salía Tamara Acosta y Astorga. Se observaban culturas bastante pacíficas con sus rituales y forma de vida, personas bastante menos hipócritas, con un umbral de vergüenza bajo, viviendo de una manera que para muchos puede ser más arcaica, pero que los mostraba felices.Veo que existen personas buscando rutas en la ayahuasca o el san pedro, el peyote o la marihuana; es porque simplemente el mundo necesita que existan para que haya un equilibrio. Son tantos millones de personas que viven focalizados en cosas banales, que por algo existen esos otros seres humanos, pues de seguro, a nivel energético hay que hacer un contrapunto.

-¿Algún problema con la justicia?

Estuve preso como cuatro días en la cárcel de Puente Alto hace como ocho años. Me trataron pésimo los pacos, me llevaron preso con mi hijo de ocho meses. Yo ya era conocido y había dicho abiertamente que me parecía que la marihuana no era tan mala como otras cosas. Me hicieron un sapeo, pese a que soy una persona que vive de forma súper tranquila, quitado de bulla y que no huevea a nadie. Aparecieron los pacos hasta con metralleta en mi casa, peor aún, con alevosía quisieron pasarme por tráfico.

La demonización de la marihuana ¿a qué crees que se debe? ¿Qué alternativa propones?

La industria de los fármacos puede que tenga injerencia en ese tema, porque a ellos no les conviene que la abuelita se calme con una agüita de hierbas o con un huirito en la tarde, no les conviene porque no va a comprar relajantes o pastillas.Debiese existir la posibilidad que para las personas sea legal todo lo que plante en un metro cuadrado, así se bajaría el consumo de fármacos, disminuiría el consumo de alcohol.Pero tengo poca fe que suceda algo así en Chile porque habitamos una sociedad hipócrita. Tengo dudas que mis palabras sean tomadas en cuenta, lo más probable es que sea fusilado públicamente por decir lo que pienso y defender mi postura.

¿Te has sentido estigmatizado por fumar marihuana?

Sí, todo el tiempo. A Farkas donde lo ven le piden plata, y a mí me piden pitos. Soy tomado en cuenta en muchas partes del oficialismo comunicacional sólo porque mi cara es reflejo de un número grande de personas que vive y siente como yo, pero sé también que sólo les interesa eso, no mis ideas ni que salgan muy a flote mis pensamientos. Les interesa tenerme ahí para poder decir que representan a todos.

¿Es este un país de marihuaneros? ( POR CHILE )

Sí, mi papá me cuenta que cuando joven la marihuana se regalaba porque había plantaciones de cáñamo para hacer ropa, cuerdas. Se me olvidó contarte, pero cuando me fui preso me fui con mi papá, porque vivimos juntos desde hace mucho tiempo. Muchos pueden contar que se fueron en cana por pitos, pero pocos que se los llevaron con su papá.Hay gente que se está volcando más a lo natural,

¿qué sucede con los rastas?

Son tendencias que responden a dirección, a temas del universo. Caminamos hacia una reivindicación del ser humano y de cómo éste debe abrir la puerta a tener una comunicación abierta con la naturaleza.El problema es que en Chile hay un chip que dice estos marihuaneros de mierda. Es como echarle la culpa de todo a los comunistas. Lo mismo pasó mucho tiempo y sigue pasando que el mundo echaba la culpa de todo a los judíos; siempre hay que buscar un culpable aunque esté en otro lado.

¿Qué hay de la familia y el conocimiento de los niños de la marihuana?

Mis niños se ríen del tema, ahora el hit que andan escuchando es de un grupo argentino que se llama Resistencia Suburbana, una canción muy buena, que no es que yo se las haya impuesto, ellos la bajaron y dice “murió en prisión por cultivar marihuana” y a ellos les parece gracioso.Yo voy a seguir con la política de no ocultar, hacer un tabú del tema es una tontera. Tarde o temprano los jóvenes se ven enfrentados a la marihuana, alguien les habla, les presenta o individualmente les aparece la inquietud de conocerla.Prefiero que ellos sepan, que estén informados, que conozcan quién fue Bob Marley. Eso es lo que hago, conversar para que estén más preparados para vivir. Esconder las cosas como lo ha hecho la iglesia con el tema del sexo, manteniéndonos con una cadena en el cogote, diciéndonos que es un pecado, no me parece.

-¿Así lo vivía Jah?

-Yo creo en la profecía de RasTafari Makonen, creo en el Jesús negro, ese es el tema de fondo, el cómo los valores de ese cristo que estuvo hace dos mil años en la tierra ha reaparecido a lo largo de la historia. Si a Jesús le lograron cambiar su imagen, su apariencia, poniéndolo casi como un actor de cine, es evidente que se trastocaron también otras cosas.

-¿Por qué tanto disfraz?

-Es parte de la hipocresía, porque nadie pareciera estar dispuesto a reconocer nada. A mi me han pedido empresarios poderosísimos, que son dueños de la mitad de lo que tu andas trayendo, que les convide marihuana y han fumado pitos al lado mío. También animadores de televisión que fuman huiros, otros que consumen coca y que son millonarios, o políticos de los que no te puedo dar fe porque no los he visto.

El problema es que hay gente que fuma yerba y que no lo asume, no lo habla.

Entonces más que guerra contra las drogas impulsada por Estados Unidos, siendo ellos los principales consumidores de coca, lo que hay que hacer es una guerra contra la hipocresía. Por qué no legalizan el consumo, porqué no llegar a un acuerdo con los productores de coca boliviana o colombiana, que paguen impuestos y que sean productos que tengan buena calidad y rompes con toda la mafia que está en los estratos sociales más vulnerables. El problema de la marihuana puede ir en ese mismo saco. Estos disfrazados también van a los topless, se meten con putas, pero como son poderosos nadie los puede tocar, y van el domingo a misa a confesarse.

Entonces, cuál es problema de fondo?, la hipocresía. Y el problema es que los hipócritas están ganando en este mundo, pero mientras tengan el control uno va a seguir dando su opinión, en mi caso, como juglar me toca entretener a los más pobres y a los más ricos.

Bruno Sommer, Sebastian Larraín

El Ciudadano